domingo, 8 de julio de 2018

COMUNICACIÓN REAL

"Profe, leyó el texto que le envíe", "Profe, le va a encantar lo que escribí" estos simples mensajes me llevan a un escenario donde la pregunta por mi quehacer diario al interior del aula se somete a un jurado, ¿estaré encaminando de buena manera el florecer de aquellas personas a las que las insto a redactar?. Es cierto que el programa ministerial, esboza que esta habilidad debe ser trabajada, pero hasta donde mis ganas de leer o de ser editor de algo o alguien (inconsciente) está por sobre las capacidades de los propios estudiantes. Hace un par de días, pude observar una explosión que no sé si habrá sido inocua para quienes la vivieron. Se pide entre líneas en los planes ministeriales que los jóvenes eleven sus sinapsis y su capacidad para cuestionar la realidad, eso lo intenté en una actividad que por el nombre no debería traer mayores reparos. "Crucigrama". La idea era simple desde mi prisma, leer un concepto, revisar las pistas entregadas y encontrar una palabra que calzará con los cuadrados y que le diera sentido a la búsqueda del resto de los términos. Les prometo, que mientras lo confeccionaba observaba la distribución del aula, me imaginaba las posibles parejas y escribí algunos pensando en que sería divertido enlazar los contenidos y además en la zona de desarrollo próximo, pues tengo claridad en que el par en ocasiones maneja palabras comunes que le permite a un miembro del binomio avanzar. Pero a pesar de todas las ganas dispuestas, tuve algunos caídos. Los primeros, desecharon la actividad a pocos minutos de haberla comenzado, demostrándome algo no visto hasta ese momento en ellos (poca tolerancia a la frustración) otros calificaron de complejo una situación a la cual no estaban dispuestos a entregarle un momento de análisis, tuve también, aquellos que ha medida que avanzaban encontraban las claves y la diversión, pero me sorprendió que surgiera como respuesta la catarsis. Un descontrol del cuerpo, que no entendí y que cuestiona si es factible dicha actividad, pues en fondo el diseño era para que compartieran conocimientos y lograrán hacer la circunspección para enfrentar de manera holística las palabras.

Siempre me ha gustado el tratar de fomentar la lectura y por la tangente la redacción- deformación profesional (pues estoy ligado a las letras también desde el periodismo)- no lo sé, pero en esta década que llevo como educador, docente y hoy facilitador, siempre descubro en la audiencia, a algunos que solo les falta el acicate correcto para iniciarse en este bello mundo de los pensamientos en el papel. Es hermoso poder ir descubriendo como van modificando sus posturas frente a temas o van dejando impregnado en la hoja en blanco posiciones que les es muy difícil de mantener a través de la comunicación oral o simplemente logran ver el todo del asunto.

La habilidad de plasmar en el papel sentimientos o puntos de vista, pienso, solo se profundiza haciendo escritos, leyendo, viendo películas que te inspiren a hablar sobre ellas, que te permitan enfrentarte al teclado y poder mover con ansias los dedos mientras tus ojos leen lo que piensas y lo aprueban. Es mediante esta herramienta que los seres humanos podemos compartir, publicar emociones y por tanto darnos a conocer a otros. Esa es mi única finalidad, permitirles a aquellos con los que comparto que puedan hacer la introspección y que registren lo que les sucede, que sientan las emociones, pero que estas no los invaliden, pues se niegan y se quedan estancados.

Hoy con la perspectiva de las horas, puedo ver con más tranquilidad el actuar que tuve, me acerqué, les hablé e indiqué la situación que estábamos viviendo, espero de corazón, que la pronta respuesta haya servido de algo, pues no está en el quehacer del docente dañar corazones arbitrariamente. La certeza es que hubo comunicación real en ese momento y que puede ser que mantenga en el tiempo.






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