sábado, 29 de abril de 2023

¿Todo es ficción?

Me parece increíble estar acá nuevamente. Hoy lo estoy motivado por una nueva expresión de arte multimedial. La plataforma de la N en rojo ha presentado la vida de un artista argentino que tiene gran relevancia en la vida de mi hermano. Sí, uno chascón de nariz prominente que nació en el barrio aquel de nombre de mujer. Heme aquí tratando de registrar lo que sucede, no tan solo por la idea de generar una nueva entrada en este mes, sino porque me ha conmovido la serie.

El cantante que en la actualidad lleva más de tres décadas mostrando su mundo interior, caló hondo en mi hermano. Somos dos y por ser yo el más pequeño crecí bajo sus cuidados y mimos. Canciones como "11 y 6" o "Quién dijo que todo está perdido" fueron letras que resuenan en algún lugar de mi infancia. No recuerdo con exactitud los momentos en que las escuché, sería relindo poder tener esa capacidad, pero sé que como buen chico de la generación del 76 la música argenta pegó con mucha fuerza en las tardes o noches de la juventud nuestra. Dijo nuestra, pues la diferencia es de tan solo dos años y meses.

Lo cierto es que esta nueva entrega de Netflix no solo me ha permitido hacer una revisión de la relación con mi bro, sino que también como no, con la familia. 

Hoy es sábado y el amanecer post lluvia permite que la melancolía sea mayor. Estoy en la casa de quien hoy es mi pareja, medio como que cuidando, pero un depto se cuidad solo. Estoy acá pues aquí su ausencia es menor y su presencia más fuerte.

En medio de la serie, el prota, en un programa de TV (recuerden que es ficción, lo dijo por si acaso) releva la importancia de su padre en la vida. Inevitable no poder hacer el parangón con mi propia existencia, más cuando dentro de los posibles escritos, hay uno dedicado a él, con el título tentativo de "Biblioteca". Cada vez que lo veo sentado en el lado derecho del sillón grande frente a la pantalla chica, con los controles muy ordenado al alcance de su derecha, continúo mentalmente el escrito. Quiero agradecerle mediante la mejor forma que tenemos de comunicarnos que es la lectura. En mi caso sería la escritura, para que él lo leyera.

Los momentos en que nos ha tocado verbalizar cosas ha sido extraño. Cada vez que se toca algún tema delicado suena como a regaño o al menos así se percibe en el silencio inmediato que surge desde su cara y el rictus de seriedad que expresa su lenguaje corporal. Son pocas las chances en las que se hablan en el hogar y en ellas, el ambiente es el señalado con anticipación. Sin embargo, él cuando lee algo, tiene una mejor disposición a la asimilación de lo que se trata de comunicar.

Por el contrario, la progenitora, la M, es la que lleva al emocionalidad al extremo. Ella me ha enseñado a mirar el vaso medio lleno. Consigna que me acompaña desde mi temprana juventud, aquella donde la música del "flaco de Rosario" resonaba en mi discman mientras iba de camino a la Universidad. No porque fuera un erudito como lo eran (son) mis compañeros de carrera, sino porque era la banda sonora de todo un grupo de jóvenes que creían que esas letras podrían cambiar al menos algo de lo que les tocaba vivir.

"El cable a tierra" sería más que adecuado en la actualidad para quien hace cinco días aumentó en tres nuestra diferencia de edad, pero creo que la vorágine de su propia existencia no le permite bajar decibeles. Me da alegría verle en actividades deportivas, pues siempre fue un buen atleta, pero me da tristeza las veces en que los nervios se muestran de manera evidente en su andar vehemente sin conciencia de su alrededor.

Y mientras tengo en pausa el episodio siete de la serie, me pregunto que sucederá luego cuando mis conexiones cerebrales queden en nada, alguien sabrá que amé, que extrañé o que quiero abrazarla a ella que está de "ragazza" en estos momentos o "todo es ficción"









martes, 4 de abril de 2023

Tan solo un mes

Es abril lo que en teoría es el cuarto mes del año y segundo en el período que corresponde a mi labor como profesional, pero a pesar de ello, la idea de este escrito es la de hacer, una revisión a marzo, el mes más largo del año, en cuanto a la cantidad de memes y personas que aspiran a que el día 31 se haga presente más temprano que tarde, como diría el "presi" de los lentes en exhibición.

Han sido cuatro semanas en las que me ha tocado presentarme en innumerables oportunidades, tanto con los estudiantes de los cuatro cursos en los que aparezco como titular (soy profesor nuevo en la institución) como a los colegas con los cuales he ido compartiendo aula. 

Dentro de este último grupo aparece uno denominado "el de los nuevos" al cual obviamente pertenezco. En él habitamos seis personas, lo curioso del asunto es que somos tres los que tratamos de inculcar el gusto por la lectura, a través, de la cátedra "Lengua y Literatura" rótulo bastante generoso para el logro efectivo que es valorado mediante las pruebas estandarizadas.

Sea como fuere, esta unión espontánea de docentes neófitos en la cultura y procesos del establecimiento se ha ido consolidando día tras día, teniendo a la comida como el eje articulador de esa fundición. Suena curioso, pero es una certeza. 

Otra es que el colegio tiene una suerte de trabajo automatizado tan bien regulado, que la ausencia de las presiones (evidentes) por parte de aquellos que toman decisiones, es una de las características más relevantes, desde mi perspectiva.  Lo anterior significa de alguna manera que uno trabaja en libertad tanto en la creación de actividades y formas de abordar los contenidos, salvo en aquellas efemérides centrales en cada unidad educativa.

Tras más de treinta días en los cuáles he enfocado las energías en sembrarles la idea de que "también tienen la posibilidad para ser mejores" he tenido un obstáculo más que motivante en el 1ro medio. Uno podría pensar que se debe a los cambios lógicos de un cambio de ciclo o del estadio mental en el cual se encuentran los jóvenes de casi catorce años, lo cual no deja de ser cierto, sin embargo, en esta oportunidad la barrera está dada en su condición de curso nuevo.

Ellos al igual que yo formarán parte de los nuevos durante este 2023, la desventajas que ellos tienen es la cantidad. El universo del curso que lleva la letra E como apellido es de treinta y ocho estudiantes, de los cuales solo tres conocen la dinámica del colegio porque fueron promovidos el año anterior.

Les presento el escenario. Casi cuarenta personas desconocidas tratando de encontrar aquel hilo imaginario que los llevará por el camino de la lectura, de la conversación en torno a temas contingentes o por esos senderos donde el aprendizaje se toma los mensajes y se convierte en realidad. Todos ellos llevando agua hacia su propio molino y donde la parte punitiva (que debería ser liderada por mi) no logra asentarse de manera definitiva en mi quehacer hacen de la sala del segundo piso un universo paralelo al que se da en el resto del centro educativo.

A pesar de lo anterior he tenido algunos insight bastante potente desde mi prisma. He sido receptor de enunciados que han desnudado toda rudeza con la que he barnizado en ocasiones mi discurso, como una suerte de llamado de atención elaborado y consciente, al punto de que el silencio se ha apoderado del aula. 

En otras, las risas han sido las que han guiado la estrategia y el aporte de algunos ha sido fundamental. Lo lamentable es que esos, al parecer, no logran convencer a los demás profesores como agentes importantes del proceso educativo. 

Es cierto, que son ellos los que lideran el murmullo y el desgano, son ellos los que responden de manera inadecuada para una sala, son ellos los que están más pendiente de la pantalla de su teléfono que de lo que pudiera cualquiera estar expresándoles desde el frente, pero quiero creer que son ellos los que podrán encontrar el sentido a su viaje diario al colegio, ellos encontrarán el propósito de su educación y serán ellos los que durante el año derribaran la "fama" que han ido creando desde aquel miércoles primero de marzo.

Sé que desde aproximadamente una década mi discurso se ha tornado más optimista que el de la mayoría y es gracias a esa hermosa forma de ver la vida que puedo vaticinarlo, aun cuando solo haya pasado tan solo un mes.