miércoles, 13 de marzo de 2024

NUEVA POSTURA

Este inicio de año escolar ha estado lleno de desafíos. Por si esta es la primera entrada que me lees, te cuento que desde hace más de doce años me desempeño como docente de Lenguaje y Comunicación o Lengua y Literatura dependiendo del nivel en que me asignen desde la dirección del establecimiento educativo.

El Centro Educacional La FLorida (CELF) es la unidad que me ha cobijado por segundo año consecutivo. Esto indica un logro en doble sentido. El primero asociado a una buena labor en el ámbito académico, pues sea como sea, siempre los directivos se enteran del desempeño de sus funcionarios, aun sin tener presencia seguida al interior del salón. 

El año anterior no estuvo exento de obstáculos, lo bueno es que solo aparecieron en la relación con el alumnado. Era el periodo en que conocían a un docente nuevo y mi forma de entregar contenidos y valores fue aceptada por la gran mayoría, pero resistida también por un número considerable. Si bien tenía cinco curso, la dificultad se desarrollo en un nivel y en especial en un curso de letra A. 

Es normal que en algunas instituciones esta letra sea la depositaria de aquellos estudiantes que tiene un alto rendimiento y que sus habilidades y proactividad por el aprendizaje es mayor. En el caso que detallo, las cosas se dieron de diferente manera. La concesión de ciertas libertades no fue del todo aceptada y mi manejo no fue el óptimo, pues en sus rostros se veía la decepción por la disciplina y la carencia de motivación intrínseca no logro ser activada.

El resto del alumnado logró dimensionar las oportunidades y fue cimentando de manera pausada el cimiento necesario para avanzar tanto en las relaciones humanas como en la dimensión del aprendizaje. 

Este último punto está asociado al segundo logro, pues este vínculo se fue haciendo notar durante el período lectivo y eso me facilitó mi posición actual, es decir, la gran aventura que es ser profesor jefe.

Esta labor la he dejado de ejercer solo en tres oportunidades y todas ellas en función de ser mi primera vez en aquellas unidades educativas. 

El presente año ha sido un séptimo el curso seleccionado para que intente liderar el aprendizaje en torno a lo humano y a lo académico. Son un grupo de niños y niñas llenos de esa energía desbordante que caracteriza a los estudiantes que rondan entre los doce y trece años. 

Cuando en pleno enero me enteré de la noticia me alegre demasiado. Siempre me ha gustado ser parte más directa del crecimiento de aquellos jovenes a los cuales me toca "educar". Es preciosa la recompensa que uno como ser humano obtiene en cada nuevo aprendizaje anclado, en cada nueva intervención con sentido o en cada nuevo intento por ser mejor persona, que en definitiva ha sido mi bandera de lucha desde mis inicios allá por el año 2008.

Como comencé escribiendo este mensaje, el año ha estado lleno de situaciones en las cuales he tenido que poner en práctica todo mi aprendizaje de estar en plenitud en cada instante. Tanto así que inclusive estoy en vías de asentar de manera contundente y de manera certera la idea del meditación al interior de mi sala en el segundo piso en el CELF desde donde pretendo desarrollar una nueva postura que permita que la idea del actuar bien y a consciencia se indexe en las mentes de esos treinta y siete estudiantes que miran con asombro los comentarios esbozados por quienes les facilitamos los contenidos.