sábado, 22 de julio de 2023

BEST SELLER

Me gusta considerarme un lector, uno de aquellos que podría hablar horas acerca de libros, pues ellos han sido parte de mi vida desde pequeño. Cuando hago algún recuerdo sobre ello, siempre (desde que comencé a creerme "escritor") surge como punto de partida el libro "Corazón" de Amicis. Recuerdo (es solo por poner un verbo que indique lejanía con el presente) que mi padre me pasó un ejemplar. Decir cualidades de él aumentaría mi proceso creativo, pero tengo la certeza, si es que existe alguna luego del paso de los años, que tenía imágenes similares a las de las revista de papel couche. 

Mi cerebro me indica que en algunas aparecía el joven protagonista Garrón con sus largos brazos en alguna acción de camaradería, pues era sus principales motivaciones. Es probable también que yerre en algunas de las apreciaciones, pero el gusto por ese libro que he mencionado con seguridad a lo largo de mi vida, tiene el "privilegio" de ser sindicado como el que me abrió este hermoso camino de la lectura y sus aprendizajes secundarios.

Heme aquí un sábado de julio a primeras horas del día sumergido en la lectura de un "teenager book" (Bajo las mismas estrellas) Confieso que es la tercera vez que me encuentro con la historia de Hazel y Augustus, sin embargo, había sido una lectura utilitaria, es decir, solo tenía como función la de elaborar algún documento que sirviese para constatar que ciertos estudiantes de colegio habían leído la historia desarrollada por Jhon Green.

Cuál es la diferencia hoy de las anteriores versiones de mi mismo frente al desarrollo de la amistad y amor de estos jovenes que padecen una enfermedad mortal, la conexión via misivas (mail para la actualidad de ellos) con el escritor que interpreta sin morir las ideas y conceptos que al parecer alguien en situación terminal se le parapetan en su cabeza. Es decir, como un tercero mediante la imaginación y el poder de la escritura puede crear emociones que sirvan de células espejos en aquellos que realmente las sufren.

Como sea la idea de cartearse con su escritor "favorito" que aparece en el tercio inicial de la novela, me sirvió de gatillo para ingresar en mi blog. Tengo claridad con quienes me hubiese gustado compartir un café en una terraza y compartir impresiones acerca de su trabajo,

Sé que hubiese sido hermoso poder escuchar de voz de Fiodor cómo la humanidad le fue mostrando el camino de su literatura. Cuánto aprendizaje pudiese haber recibido de algunas charlas (las he rescatado a través de su conversatorio en Berkeley) con el Cronopio Mayor y obviamente aún tengo indexado en mi cabeza (espero se cumpla) vestirme de época pasada y deambular por las calles como lo hizo Sthepan Dedalus bajo los pensamientos y escritura de Joyce y obviamente asistir a algunas de las visitas diplomáticas realizadas por Edwards en la medianía de los años 70 serían por mencionar instancias que hubiese disfrutado en demasía.

Es curioso y satisfactorio darse cuenta como la idea de escribir surge desde cualquier ámbito. Esta mañana donde mis septuagenarios padres han viajado a Olmué y la lluvia canta con desaforada energía en las techumbres de nuestra comunidad ha surgido mediante la invitación a Amsterdam que realiza Peter Van Houten (un escritor ficticio) a un personajes de Jhon Green, escritor de "carne y hueso" a través de un mail para explicar "face to face" lo que ha sucedido con sus personajes. 

Simplemente cosas que suceden con la lectura, el día de hoy con un best seller.