Se han acabado las ideas relacionadas con el deporte que practico. Hace una semana exacta estaba haciendo lo que más me gusta por las calles de Chicago. Completaba la que se convirtió en mi tercera medalla Major, pero traía de regalo adicionada un resfrío y una soledad, que hasta el momento en que escribo aún duran ambas.
Curiosa sensación, porque uno como deportista amateur tiene consciencia del estado anímico en el cual se sumerge una vez terminado el proceso. Lo lamentable ahora es que quizá el fin puede ser vivido en un camino doble.
Espero que solo sea una mala jugada de los pensamientos.
La idea de haber concluido siempre está llena de alegrías y bienestar. En el proceso que vivi recientemente así fue, incluso aún más satisfactorio debido a las dificultades que tuve que afrontar. Es más en la linea de partida tenía la ilusión a tope. Tras las tres horas y cuarenta y dos minutos que me tomó recorrer el circuito, algo surgió en mi interior. Una sensación de quiebre. Algo que no había experimentado antes, pero que me daba luces de la soledad que tendría en los días venideros.
Han pasado solo siete días, pero la idea se ha indexado en la cabeza y los acontecimientos comienzan a cimentar una senda de confirmación. Sé que la vida da sorpresas a cada instante y la labor de los que estamos en la idea de "presencia consciente" es reconocerla como tal y abrazarse a ella con la energía limpia que da un corazón sano y pleno.
La lectura y la naturaleza en estos días ha sido un pilar elemental para convivir de manera correcta las horas que se despliegan en cada nueva respiración, sin embargo, el peso del resto de las personas en ocasiones logra hacer mella en ciertos sitios de la vida personal que dan cuenta de lo vulnerable que se puede ser como ser humano.
Saber entregar terreno es la cualidad que estoy practicando en el de día a día. Lo puedo hacer. Tengo la certeza de que "quiero con el corazón" y es esa certidumbre la que me deja con tranquilidad luego del mensaje enviado de parabienes. Lo que no puedo manejar son las reacciones a esa ausencia. Quiero pensar que se entenderá la voluntad de ausencia como un mecanismo de respeto, de no ser así, es posible que sea el cancerbero de una cárcel que se crea sin consentimiento.
El universo siempre ha tenido la respuesta correcta para cada una de mis acciones, esta vez sería ilógico pensar que se dará de manera distinta, por lo cual, pongo todas mis fichas llenas de amor, cariño y amistad al hermoso vaivén de las energías, pues después de todo, estamos conectados como me lo ha enseñado el mundo fungi.