viernes, 5 de enero de 2024

FAVORES REALIZADOS.

La brisa daba en mi cara con la frescura de una mañana de un día cinco de enero, en mi mano derecha se balanceaba el libro que me hizo compañía en el viaje en la línea 5 y la sensación de plenitud se visualizaba y se sentía en mi henchido corazón aún sin haber realizado ninguna gestión, solo el hecho de pensarla en cada nuevo paso llenaba de cosquilleos a la forma en la cual habito. 

Fue en ese instante en que supe que ella recibía mis vibras en la austral Castro. Habíamos dejado de enviarnos mensajes hace un instante, pero mi alegría trasuntaba la distancia y logré oír su risa mientras mantenía una conversación con su madre.

Es curioso lo que me sucedió. Si empleo el razocinio, que es la vara que en gran medida emplean las personas para atar cabos "sueltos", esta estaría en la cotidiana y simple pluma de Michel de Montaigne. 

Antes de salir de casa y luego de buscar un libro de Chejov (por sugerencias de un posteo) y no encontrarlo, mis dedos tomaron los Ensayos del escritor francés que son empleados como "pieza central del Core Curriculum de la Universidad Adolfo Ibañez, "Literatura y Humanidades" que se imparte a estudiantes de segundo año, según reza en la contraportada. 

También podría sonar lógico, la existencia de ese fulgor interno, debido a la influencia de "Sobrenaturales" de Joe Dispenza que es otra lectura que me ha acompañado estos primeros días de vacaciones y que me ha permitido conocer más acerca del "cuanto" y la vastedad oscura.

Una tercera solución y de la cual estaría muy orgulloso Alan Poe, pues serviría para darle lucidez a los movimientos y cierta certeza, descansaría en Ekchart Tolle con "En Unidad con la Vida" que "despierta" (como todos sus textos) a la idea de ser el observador de tus acciones. 

Insisto cualquier pasaje de estos libros pudo haber servido de inicio a esta entrada llamada Favores, sin embargo, declaro con la certeza que me da el haber estado allí mientras sucedía que fue un enérgico bombeo del corazón el que le me situó en platea para ver como avanzaba por la parte impar de la calle a unos pocos metros de la salida subterránea.

La risa dibujada en mi rostro y el estremecimiento interno fue tan evidente que me di cuenta de lo hermoso que es hacer favores. Curioso es que la RAE lo define como "ayuda o socorro que se concede a alguien" en función de una persona distinta a quién acomete el acto, pues la sensación de bienestar es sentida, con toda seguridad puedo decirlo, por quién lo realiza.

Antes siquiera de llegar a la numeración 1082 de Irarrazaval me arrobaba una hermosa armonía. Mi ser observaba y juntaba palabras para darle sentido a algo que se vivía de manera patente a través de las energías. Seguro estoy que a esa misma hora el corazón de ella supo percibir el amor que manaba de mis pasos.

Es una locura- pensará usted queridísimo lector- pero no lo es del todo si reconoce como yo lo he estado haciendo desde hace un tiempo que la conexión entre las energías de todos está a la vista.

Piense, recuerde, traiga a colación mientras lee esto alguna acción llena de desinterés que haya realizado por otro ser humano. Si se ha efectuado desde el amor, el recordis de este instante debería volver a sentirse en la piel. No en el modo desubicado que escribe Montaigne en "El poder de la Imaginación" sino que de manera benévola si es que el concepto cabe para algo natural en los no seres.

Como sea, al cruzar Salvador, la alegría ya se manifestaba en cada uno de mis miembros. El cosquilleo no solo era en los dedos o muslos, la idea irrigada al interior de mi ser era de un alboroto genial y la satisfacción brutal.

Todas las piezas encajaban, la respiración me mantenía en la plenitud y mi forma reflejaba brillo. No es que lo viera de manera patente en el montón de vitrinas que acompañan el caminar desde la salida del metro, no era ese tipo de glitter como sucede en los efectos de Instagram, era uno que me distinguía del resto y que supe en ese momento era mi conexión con el todo.

Espero que eso haya abierto el ducto nuevamente para que don Moisés, el encargado del local, logre encontrar la radio RCA VICTOR, que fue depositada allí hace algo más de un lustro y creo fue el momento en que de verdad se dio inicio al hermoso ciclo de endorfinas y algarabía interna que emana de los favores realizados.









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